15 de març 2011

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(El estudio en Estética)


Chicos muy chicos de ropa remendada
en un golpe de inusual sabiduría,
detuvieron sus juegos al paso de ella
y gritaron desde los adoquines:
      Guarda! Ahi, guarda! ch'è be'a!


Pero tres años después
escuché al joven Dante, cuyo apellido ignoro,
porque hay allí, en Sirmione, veintiocho Dantes y
     treinta y cuatro Catulos;
y habían sacado una gran redada de sardinas,
y sus mayores
las estaban guardando en grandes cajas de madera
para venderlas en Brescia, y él
saltaba alrededor, metiendo mano en el brillante pescado
y agarrándolo de cualquier forma;
inútilmente le decían sta fermo!
y como no le dejaron acomodar
el pescado en las cajas,
él acariciaba a los que estaban embalados,
murmurando para su satisfachión
idéntica frase:
Ch'è be'a.
Y me sentí ligeramente desubicado.


 
EZRA L. POUND, Argentarium (antologia)