Sabed oh! blasfemos que,
ahora
que bajo malvas me
revuelvo y tiendo al humo,
seguiré aún, en cada
insomnio vuestro,
más despierto que todos
vosotros,
que coméis gloria,
mientras, como una procesión,
una carta de amor se va
escribiendo en el ano.
Sabed oh! que, al margen
del asesinato, no hay más descanso
que un carta de amor que
se va escribiendo en el ano.
(Sigue de la mano mi castigo y mi venganza, un gusano soy al fin,
mi paz, que en las hemorroides se acuerda de vosotros).
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