11 de nov. 2011

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La marca del temperamento saturnino es la relación cohibida e implacable con el ego, que nunca puede darse por sentado. El ego es un texto: hay que descifrarlo. (POr ello, es un buen temper amento para los intelectuales.) El ego es un proyecto, algo que hay que construir. (Por tanto, es un buen temperamento para artistas y mártires, los que cortejan "la pureza y la hermosura de su fracaso", como dice Benjamin a Kafka.) Y el proceso de construir un ego y sus obras siempre es demasiado lento. Siempre esta uno atrasado consigo mismo.
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El disimulo y el secreto parecen una necesidad al melancólico. Tiene relaciones complejas, a menudo veladas, con los demás. Estos sentimientos de superioridad, de sentimiento frustrado, de no ser capaz de obtener lo que se quiere, o siquiera darle nombre apropiado (o consistente) ante uno mismo, estos pueden ser, se siente que deben ser, ocultados por amabilidad o por la más escrupulosa manipulación. Utilizando una palabra que también fue aplicada a Kafka por quienes le conocieron, Scholem habla de la "cortesía casi china" que caraterixaba las relaciones de Benjamin con la gente.
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Lo que Benjamin describe podria entenderse como simple patología: la tendencia del temperamento melancólico a proyectar hacia fuera su torpeza interna como la inmutabilidad del infortunio es experimentado como "masivo, casi como de cosa". Pero su argumento es más audaz: percibe que las profundas transacciones entre el melancólico y el mundo siempre ocurren con cosas (y no con personas). Y que son transacciones genuinas, que revelan un significado. Precisamente porque estan obsesionados con la muerte, sonlos melancólicos los que mejor saben como leer el mundo. El mundo se abre al escrutinio del melancólico como ante nadie más. Cuanto más intertes las cosas, más potente e ingenioso puede ser el espíritu que las contempla.



(SUSAN SONTAG, Bajo el signo de Saturno
-trad. Juan Utrilla Trejo-)