28 de febr. 2014

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"Baudelaire era impaciente, y también poco hábil, cuando se trataba de tejer historias. No se dejaba llevar por la novela. Podía hablar solamente de "situaciones eternas", que ignoran todo "desenlace". Sólo lo "irremediable" era su Musa. Hay algo de estático e hipnótico en los cuadros que ocupan sus páginas. Conjuntados por una "atmósfera de verdad que planea sobre todo el conjunto", la misma que Baudelaire reconocía en las visiones de De Quincey. Pero no hay desahogo, ni se lo añora, porque arruinaría el encanto oscuro de la evocación. Baudelaire era incompatible con cualquier forma de desarrollo lineal, aunque fuera polifónico. Era el hombre del hundimiento, en el tiempo y el espacio, de la visión instantánea que descubre múltiples bastidores y se pierde. De ahí que esas pocas líneas naufragadas en Fusées puedan valer como ejemplo de una hipotética novela suya."
  
(ROBERTO CALASSO, La Folie Baudelaire, pg 84-85)