14 de des. 2015

359


Un escritor es profundo si su discurso, traducido del lenguaje a un pensamiento completamente unívoco, me obliga a una reflexión detenida, que sea util y productiva. Pero esa condición es esencial. Un fabricante hábil, de los que hay tantos [...], puede simular profundidad en todo momento ordenando engañosamente [...] las palabras. Hace que le devuelven más de lo que ha dado. Hace que una cierta perplejidad que él ha convocado se confunda con la dificultad de seguirlo. Pero la profundidad más auténtica es completamente transparente. La que no depende de esta o aquella palabra -como por ejemplo muerte, Dios, vida, amor- sino que se abstiene de todas esas fanfarrías.

(PAUL VALÉRY, Cahiers -dins d'això-)