14 de jul. 2014

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La perfección no tiene talón de Aquiles.

La ley que soy, me someterá.

Dios mío, cuánto azul malgastas, para que no podamos verte.

El infinito es para nosotros como el lenguaje para el sordomudo.

Cuando la desgracia te saque ventaja, tómala entonces por una ramera.


(ODYSSEAS ELYTIS, María Nefeli (1978) 
-trad. José Antonio Moreno Jurado-)
  
 

LA AUTOPSIA

Además, se descubrió que el oro de la raíz del olivo había goteado en las hojas de su corazón.

Y de tantas veces como estuvo en vela, cerca del candelabro, esperando el alba, una extraña quemadura le había arañado las entrañas.

Un poco más abajo de la piel, la línea azulada del horizonte vivamente coloreada. Y bastantes huelas de azul en la sangre.

Las voces de las aves, que aprendió de memoria en momentos de intensa soledad, parece que tanto se vertieron en él todas juntas, que no fue posible introducir el cuchillo a gran profundidad.

Mas la intención fue suficiente para el Mal.

Que lo encontró -es evidente- en la horrible postura del inocente. Abiertos, arrogantes los ojos, y todo el bosque agitándose aún en su retina inmaculada.

Nada en el cerebro, sino un eco destruido del cielo.

Y únicamente en la cavidad de su oído izquierdo un poco de arena, insignificante, finísima, como en las conchas. Significa que había caminado muchas veces junto al mar, completamente solo, con la languidez del amor y el zumbido del viento.

En cuanto a estas briznas de llama de su juventud, muestran que en verdad caminaba muchas horas, cada ves que se unía a una mujer.

Tendremos frutos prematuros este año.


(ODYSSEAS ELYTIS, Seis y un remordimientos por el cielo (1960) 
-trad. José Antonio Moreno Jurado-)