18 de febr. 2016

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ESTATUAS

En Grecia nos pintaban de colores vivos y brillantes y teníamos pelo humano en la cabeza y en el sexo. También nos incrustaron diamantes como pupilas en los ojos. Sobre la cabeza la corona de laurel y las estrellas, y en el fondo del corazón se instaló la poesía. El mundo entonces cobraba inteligencia. A nuestros pies derramaban flores y derramaban vino. Ebrios besaban nuestras bocas. Decían que por bellas salimos de sus manos.
   Pero sus intenciones nunca fueron claras, pues confundían la belleza y su deseo. Y nosotras callábamos, sabedoras de su temible inconstancia. Primero, los ladrones nos robaron los diamantes. Luego, los niños, entre risas se llevaron nuestro pelo. El abandono acabó con el perfume. Y la lluvia se llevó el lapislázuli. Las coronas de laurel se las llevó el viento y algunos extranjeros. 
          Indiferentes y desnudas nos hicimos inmortales.


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                                 ESTE POEMA SE LO DEDICO A LOS PÁJAROS, 8

SE VIVE desde fuera para dentro, se escribe desde dentro para fuera. Repito.
      Repito. Soy incapaz de contar lo que para mi es puro nudamiento.





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(RAFAEL RUIZ DE GAUNA, El futuro siempre ataca por la espalda)